Las emotividades sociales y los medios de comunicación*

 

Maritza Ceballos Saavedra

Profesora de Teorías de Comunicación y de Crítica de Medios en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana, Colombia. (maritza.ceballos@unisabana.edu.co).


Resumen: Toda sociedad impone a sus miembros estándares normativos, jerarquías de objetos y comportamientos según una escala que va de lo material a lo espiritual. Sin embargo, desde hace un tiempo, con el aumento del consumo de lo simbólico, la integración cultural a partir de los estados nación ha sido desplazada por los medios de comunicación social, los cuales juegan un papel preponderante en la construcción de consensos sociales Los temas, informaciones, narraciones, encuadres o fragmentos que se muestran en ellos, reordenan y dan coherencia al mundo que habitamos y describen-producen lo que se acepta, cómo se acepta y la forma de comunicarlo. Particularmente,  este artículo explora el papel de los medios en la construcción de la emotividad social que está en el origen de los  patrones de comportamiento. A partir del análisis de algunas investigaciones se propone una reflexión sobre el papel de los medios en la construcción de representaciones, sentidos, marcos de interpretación y localización de la experiencia social.

Palabras clave: Medios de comunicación, emotividad social, representaciones sociales, sentido.


Abstract: All societies impose normative standards and hierarchies of objects and behavior on their members, according to a scale that ranges from the material to the spiritual. However, for some time now, with the increase in consumption of the symbolic, cultural integration on the basis of nation states has been displaced by the mass media, which play a predominant role in building social consensus. The issues, information, stories, approaches or excerpts that appear in the mass media rearrange and give coherence to the world in which we live and describe-produce what is acceptable, how it is to be accepted and how it is to be communicated. In this article, the author explores the role of the mass media in building society’s emotions, which are at the root of its behavioral patterns. Based on an analysis of several studies, she urges reflection on the role of the mass media in constructing representations, meanings, frameworks of interpretation and tracing the social experience.

Key words: Mass media, society’s emotions, social representations, meaning.


Résumé: Toute société impose à ses membres des standards normatifs, des hiérarchies d’objets et de comportements selon une échelle qui va du matériel au spirituel. Toutefois, depuis un certain temps, du fait de l’augmentation de la consommation du symbolique, l’intégration culturelle à partir des États-nations a cédé la place aux moyens de communication de masse qui jouent un rôle prépondérant dans la construction des consensus sociaux. Les sujets, informations, récits, tableaux ou fragments qui sont montrés dans les média, ré-ordonnent le monde dans lequel nous vivons et lui donnent une cohérence, et ils décrivent-produisent ce qu’il est possible d’accepter, comment on ’accepte et la manière de communiquer cet élément. L’article explore, en particulier, le rôle des média dans la construction de l’émotivité sociale qui est à l’origine des modèles de comportement. En partant de l’analyse de plusieurs recherches,  on propose une réflexion sur le rôle des média dans la construction de représentations, de sens, de cadres d’interprétation et de localisation de l’expérience sociale.

Mots-clés: Média, émotivité sociale, représentations sociales, sens.


Jean Baudrillard, en su libro El espíritu del terrorismo, presenta una interesante distinción entre eventos violentos y eventos simbólicos. El atentado del 11 de septiembre

es un evento absoluto, la “madre” de los eventos [...] que concentra en sí todos los eventos que nunca tuvieron lugar. [...] Su carácter simbólico radica en que todos queríamos lo que ellos hicieron, en que era un “oscuro objeto del deseo” que le dio al evento la profundidad que tuvo y que lo convierte en un derrumbe simbólico del imperio porque cuenta con la complicidad inconfesable de muchos. Y sin embargo, este evento, “este desafío simbólico, es inmoral, y responde a una mundialización ella misma inmoral”1.

El terror, antes que nada, ha sido alimentado no por una ideología o por una economía, sino por el odio que está dentro de la propia cultura, que radicaliza los sentimientos de cada célula de singularidad en contra de la dominación, y que se convierte en su más fuerte opositor. De ahí que el terror sea el arma más efectiva. Está lleno de energía contenida que amerita incluso el sacrifico de la vida, en contra de un sistema que vive de la “exclusión de la muerte”. Es la muerte que se opone a la vida: tantas ganas de morir, como ganas de vivir tiene el Imperio. Y no es la muerte simple, sino la muerte con toda la fuerza simbólica del sacrificio, que hace impotente al Imperio para absorberla o combatirla. Asistimos al enfrentamiento entre el poder real y el poder simbólico2.

Esta idea tan sugestiva de Jean Baudrillard sobre el 11 de septiembre ofrece elementos que remarcan la complejidad de las emotividades sociales y conduce a la pregunta por cómo se construye socialmente lo emotivo, de qué manera esto da lugar a formas estereotipadas de comportamiento y cómo dichas formas están determinadas históricamente3.

Está claro que decir “terror” no es sólo la descripción de un estado interno, la palabra lleva inscrita la definición situacional de las relaciones entre los actores sociales y con el mundo. No es entonces una formulación abstracta y simbólica, es la suma de pensamientos necesariamente conexos con situaciones sociales y con valoraciones resultantes, a las que dan fuerza y orientación moral4.

Las emociones no se constituyen en algo puntualmente sentido sino que son procesos y requieren de un desarrollo, están en el origen de patrones de comportamiento que se van repitiendo en la “trama” de nuestra vida5. Por tanto, se negocian y se definen en la interacción social. En toda experiencia presente concurren otras experiencias, y ante la expectativa de un futuro, preparan para las nuevas experiencias.

Lo emotivo es un conocimiento cultural, como lo describe Catherine Lutz desde la etnoteoría de las emociones6; es una suma organizada de significados con capacidad generativa. El conocimiento cultural es lo que debe saber un sujeto para ser miembro apto y aceptable de una comunidad. No se trata sólo de una inteligibilidad lingüística, sino de conocimiento compartido, activo y eficaz. La cultura aportaría modelos de conocimiento compartidos por los miembros de una comunidad empeñada en comprender el mundo y el obrar y el padecer en ese mundo. La inteligibilidad de los significados, entonces, tiene que ver con los resultados inter-subjetivos de la acción y de la pasión, por tanto, es necesario superar la escisión entre el decir y el hacer.

Si bien el léxico cultural es uno de los posibles marcos de interpretación, sólo los cuadros culturales pueden dar densidad de valores a los temas, suministrar a la concatenación causal de sucesos7 su cualidad narrativa y garantizar el aprendizaje necesario para crear las expectativas compartidas cuya violación no irrita tanto. Las emociones y las pasiones en los procesos de interacción, son medio y mensaje de socialización.

Pero además del léxico cultural, los medios masivos de comunicación contribuyen a la formación del sujeto psicosocial de nuestra época, influyen en la formación del modelo de sujeto y en la construcción de modelos de vida8, porque se plantea una dialéctica entre los procesos de emisión y recepción y, más profundamente, una interdependencia entre la comunicación pública y los cambios sociales9. Las estructuras sociales se conectan y se inscriben en las interacciones sociales y se hacen visibles en los medios. Los temas, informaciones, narraciones, encuadres o fragmentos que se muestran, reordenan y dan coherencia al mundo que habitamos y describen- producen lo que se acepta, cómo se acepta y la forma de comunicarlo. Le dan un aspecto a la realidad social, un tiempo, una escenografía y, ante todo, un sentido en función de la narración.

La comunicación y, más aún, los medios son preeminentes. Como señala Martin Hopenhayn10, en la vida de hoy, gana espacio el consumo material y el consumo simbólico, pasamos a una sociedad basada en la comunicación. Si el estado nación deja de ser el espacio de integración cultural, ¿desde dónde se integra hoy la cultura? De acuerdo con Mary Douglas11 toda sociedad impone a sus miembros estándares normativos y en la jerarquía de objetos y comportamientos según una escala que va de lo material a lo espiritual –que es una tensión siempre presente en toda cultura: como grosero/sutil, brutal/tierno, puro/impuro-; en el momento presente existe también una tendencia hacia la delicadeza, hacia lo espiritual. ¿Cuál es el papel de los medios y, en particular, de sus narraciones en la construcción de estos consensos emotivos?

En la investigación “Comprensiones de la comunicación en tiempos de incertidumbre” realizada en la Universidad Javeriana entre 2006 y 2007 se buscaba hacer un balance crítico de los objetos, problemáticas, agendas, tendencias metodológicas, fuentes y genealogía teórica de la investigación e intervención en y desde comunicación en las problemáticas de la ciudadanía, las subjetividades y el poder en el contexto latinoamericano actual12. Estos trabajos —108 aproximadamente—, desarrollados por investigadores de Iberoamérica, fueron presentados al XII Congreso de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social en septiembre de 2006. Del grupo de trabajos presentados, se identificaron 35 investigaciones relacionadas con el papel de los medios de comunicación en la construcción de la incertidumbre social y 5 trabajos donde se presentan exploraciones teóricas sobre el tema. A continuación, retomo algunas de las investigaciones que me aportaron ideas y conceptos en torno al papel de los medios en la motivación de los actos violentos o en la percepción de un entorno violento e inseguro y, más específicamente, en la construcción de la emotividad social.

Este conjunto de investigaciones analizadas indagan, en general, sobre los contenidos de los medios de comunicación social y su papel las tendencias emotivas características de las sociedades latinoamericanas de hoy. En el aspecto temático, los trabajos se sitúan en el lado oscuro de la incertidumbre, en los discursos de la inseguridad,la desesperanza y el miedo; discursos generados por quienes los utilizan en su propio beneficio o por quienes conviven con la incertidumbre expresada en los relatos de los medios. Abordan las relaciones que se establecen entre medios de comunicación y realidad social, efecto directo o tangencial.

Con el fin de señalar algunos conceptos y categorías que pueden contribuir al estudio del papel de los medios en la construcción de una emotividad social, voy a presentar brevemente las investigaciones analizadas, luego presentaré una valoración metodológica y, finalmente, revisaré algunas de las afirmaciones sobre el papel de los medios en las representaciones, los sentidos, los marcos de interpretación y la desmaterialización y deslocalización de la experiencia social.

Violencia, seguridad y marginalidad como temáticas discursivas

El conjunto de investigaciones que se describen a continuación, en su mayoría, abordan las narrativas de los medios de comunicación y su papel en la percepción social del miedo, de la (in)seguridad y de la incertidumbre.

Un primer grupo de investigaciones13 aborda el delito, la violencia y el miedo en la prensa14 En el estudio sobre un periódico de Matamoros, Gabriela Pedroza Villarreal15 busca determinar, a través del análisis de contenido, qué tipo de actos violentos se presentan en el periódico El Bravo. Bajo la hipótesis de que la  gente tiende a pensar que hay más violencia en el mundo que la rodea, si los medios presentan estos hechos con mayor frecuencia; en primer lugar, se pregunta por el tipo de hechos violentos presentados en la prensa escrita y cuántos hechos violentos reporta la prensa en comparación con otras informaciones. En segundo lugar, cómo la vida en la frontera es un ambiente que puede propiciar un régimen especial en la elación medios-violencia.

El trabajo sobre el análisis de la escena política peruana de Jacqueline Fowks16, analiza las ideas fuerza de las tres últimas campañas políticas y cómo se utilizan en los titulares de prensa colaborando con la instauración de este recurso al miedo y a la incertidumbre. Sólo hay una presentación de la evidencia de las alianzas entre la prensa y la política para reforzar o proponer ideas particulares en la sociedad.

Christa Berger, en su estudio sobre la mediatización de la desesperanza, analiza la cobertura periodística como ejemplo para mostrar cómo los modos de enunciar la crisis contribuyen a una construcción del miedo y la desesperanza. Particularmente, aborda las relaciones en el campo político y mediático, y concluye que los medios hacen un refuerzo de ideas sociales.

Finalmente, Lila Luchesi17, analiza el cubrimiento de las noticias sobre el delito en los meses en que se percibe mayor comisión de ellos. El estudio contrasta las respuestas de los encuestados en la ciudad de Buenos Aires, durante noviembre de 2005, con los temas puestos en la agenda por los dos diarios de referencia: Clarín y La Nación y los dos noticieros más vistos en el horario estelar (prime time): Telenoche y Telenueve. Establece un paralelo entre las dos agendas de los medios y los discursos de los entrevistados.

El segundo grupo de trabajos, en contraste con el primero, se aproxima a los discursos de la seguridad. En el estudio sobre el discurso preventivo de Estados Unidos contra el terror18, los autores analizan la producción textual dentro del discurso social del sitio web Ready.gov. Buscan caracterizar e identificar las especificidades del discurso, en su contexto de producción.

En el mismo sentido, a propósito del asesinato de Alex Blumberg en 2004, las autoras del siguiente artículo tratan de evidenciar el discurso de la seguridad promovido después de este evento en el diario La Nación19 y cómo se instaura una forma de control social. Esta investigación hace un análisis del discurso del periódico y lo conecta con el contexto social a través de la categoría metáfora, con las duplas orden-seguridad, desorden-inseguridad, que les ayudan a determinar los estereotipos y campos semánticos que se definen dentro o que se suponen fuera del discurso.

A continuación, la investigación titulada ”El discurso de la participación ciudadana como estrategia política”20, muestra el lugar que tiene el término participación en los discursos contemporáneos sobre seguridad. En el caso de la seguridad democrática en Colombia, los referentes valóricos que propone son para congregar voluntades con la solidaridad y la cooperación ciudadana. Hace el análisis del discurso de la seguridad democrática y concluye que la participación que se promueve busca legitimar la estrategia bélica.

Finalmente, otro conjunto de investigaciones presentan la emergencia de otros temas asociados a la violencia y la incertidumbre, como la marginalidad y la pobreza. En el análisis de las tensiones entre desplazados forzados y pobres históricos en contextos urbanos21 el autor investiga sobre un asentamiento definitivo conocido como Urbanización San Francisco, donde se ubicaron 113 familias en situación desplazamiento en el municipio de Tuluá, Valle del Cauca, en el 2004.

El autor entrevista a las familias que fueron desplazadas de la zona montañosa del municipio y de sus alrededores, entre 1999 y 2000, y hace un seguimiento de algunas de ellas, que se ubicaron en albergues temporales durante cuatro años, y de otras que afrontaron el proceso de forma dispersa. A partir del estudio muestra cómo los procesos diferenciales de desplazamiento y reubicación hacen surgir representaciones sociales también diferenciales, entre unos agentes que reclaman para sí un estatuto de desplazados-reubicados y otros que son estigmatizados como pobres históricos o estructurales. Se interesa por los efectos sociales y culturales que para las personas en situación de desplazamiento tienen los procesos de inserción e integración en contextos urbanos.

Loreto Rebolledo22 se aproxima al miedo e incertidumbres cotidianas con entrevistas en profundidad a grupos focales, para determinar los efectos reales que los discursos y estereotipos difundidos por los medios tienen en las audiencias. Asimismo, analiza cómo se apropian o resisten a dichos discursos a partir del rol social que ocupan.

Leopoldo Tablante, indaga sobre el tema de la pobreza en los medios de comunicación23. Plantea cómo la crisis económica venezolana ha marcado la incorporación de este tema en las agendas mediáticas, otorgándole mayor notoriedad. Analiza la representación mediática del objeto pobreza en la televisión venezolana en el programa de reportajes periodísticos Alerta (Radio Caracas Televisión [RCTV], canal privado) y en los noticieros El Observador (RCTV) y La Noticia (Venezolana de Televisión [VTV], canal público). Son  misiones televisivas que han representado la pobreza venezolana antes del estallido social de finales de febrero de 1989 (conocido como “El Sacudón” o “Caracazo”) y después de éste.

En conclusión, las investigaciones se relacionan con los discursos del miedo, la desesperanza, el pánico y la prevención, pero a su vez muestran como los discursos siempre están anclados en bases reales de pobreza, marginación y violencia. Varios trabajos fijan acontecimientos puntuales, eventos devastadores que marcan un giro en la historia, en las percepciones sociales, y que dejan huella en la subjetividad como los atentados, asesinatos y elecciones con fuertes tensiones y disputas.

Hay acontecimientos que se constituyen en referentes de las emotividades del miedo, el terrory la incertidumbre, y en instauradores de nuevos discursos. Pueden ser experiencias colectivas o experiencias individuales que se trasladan a otros sujetos; son hechos traumáticos que sirven para marcar un antes y un después. Así, la experiencia es real y hace que la incertidumbre se transforme en la certidumbre de que algo va a suceder: la anticipación del futuro genera un cambio en los discursos y, por ende, en los hábitos cotidianos: “la pobreza no es externa al proceso de comunicación, sino que es un onstructo discursivo que se suscita en medio de contextos ideológicos y sociales”, cita Leopoldo Tablante en su trabajo24.

Miedo y seguridad: base real o producto de la percepción subjetiva

Los discursos —de los medios masivos de comunicación— ayudan a reproducir las experiencias de subjetividad y a construir consensos sociales. O, como señala Paul Virilio25, sincronizan las emociones respondiendo a una demanda de emoción colectiva. Igualmente, Gil Calvo26 se pregunta si el miedo colectivo se funda en una base real o es producto de una  percepción subjetiva, y si esta percepción se puede atribuir a la presión que ejercen las informaciones y discursos de los medios de comunicación social en el imaginario colectivo, o son más bien producto del aumento en las interacciones individuales y sociales.

Entonces, ¿cuál es la capacidad de los medios de comunicación para reproducir o gestionar ideas, ideologías, imaginarios, sentimientos; o para visibilizar las demandas sociales del momento? O, dicho de otro modo, ¿cuál es el papel de los medios de comunicación en la construcción social del miedo, la inseguridad y la incertidumbre? Estas cuestiones se han abordado desde distintas perspectivas y metodologías. A través de análisis formales de los medios y sus contenidos, o de la documentación etnográfica de las audiencias y de sus gustos culturales; a través de la descripción de los modos de producción o de los modelos de lectores.

En los trabajos descritos en primer lugar, los medios son considerados como receptáculos de realidades sociales y lugares de consolidación de relatos. Cómo se representa la pobreza en la televisión después del Caracazo27, la violencia en la prensa fronteriza28, el miedo en los titulares de prensa en Perú como recurso político29, o la seguridad en un sitio web o en la prensa en las investigaciones de Jarque y Loyola, ya sea como discurso preventivo o forma de control social.

En todos ellos se hace una aproximación al contenido de los medios: qué dicen y cómo sobre algunas problemáticas tradicionalmente asociadas con la inseguridad y la incertidumbre. Se preguntan por lo que emana de los contenidos de los medios, por cómo se construye el otro o cómo se narran las crisis políticas o la pobreza. Estas problemáticas definen a los medios como el lugar donde se reflejan las experiencias y los acontecimientos sociales de inseguridad e incertidumbre; a la vez, son el lugar donde se construye el sentido de la realidad social y se difunde. Evidencian que el discurso de la incertidumbre propone una cierta forma de definir la realidad, de relacionarla con otros significados y acontecimientos y de darles un lugar a nuestros lazos con el pasado y el futuro.

Desde otro enfoque, se abordan también las representaciones que los sectores sociales se hacen de los discursos atemorizantes de los medios. Es decir, preguntan por las percepciones de las audiencias. Es el caso de Loreto Rebolledo30, quien quiere comprender qué perciben realmente las personas, especialmente las de los sectores más vulnerables y excluidos socialmente, respecto a los discursos mediáticos; desde qué lugar social o matriz cultural leen los mensajes.

Aquí se podrían incluir también otras propuestas en las que el análisis no está enfocado necesariamente hacia los discursos de los medios de comunicación. Estas investigaciones exponen diferentes formas de construcción de la incertidumbre social, como las situaciones de desplazamiento y marginalidad en la investigación de Jefferson Jaramillo31, donde surgen nuevas interacciones sociales, fuente de incertidumbre, y que determinan una construcción específica del otro. También está el caso de los discursos sociales, aparentemente incluyentes, como el de la participación ciudadana –Gladis Acosta32-, donde se busca legitimar, justamente, estrategias políticas contrarias, como el autoritarismo a través del discurso de la seguridad ciudadana.

Estos trabajos se acercan a otros entramados discursivos que no pasan por los medios y desde los cuales también se construyen inseguridad e incertidumbre; giran en torno a la validez de los discursos de los medios frente a la “realidad social” cercana. Hablan de matrices sociales, del papel de los sujetos cuando leen e interpretan, y ponen en duda los efectos de los medios sobre la opinión pública para conducirnos a las preguntas por ¿cuáles son realmente los mecanismos mediáticos de influencia social? ¿Cuál es su papel en el control de las prácticas sociales? ¿En qué niveles de la subjetividad y de lo social penetran, impactan y trasforman?

El miedo, la inseguridad y la incertidumbre se entienden como construcciones sociales complejas, y los medios, entre otros procesos, desempeñan algún papel en nuestras formas de percibir el entorno, de delimitar nuestras actuaciones y de proporcionar marcos de interpretación de los acontecimientos.

Finalmente, el último grupo de propuestas se sitúa a medio camino entre los medios y la sociedad, tratando de aproximarse a los procesos, en concreto a cómo los medios inciden en la construcción de la percepción de la inseguridad, pero recorriendo permanentemente el trayecto de ida y de vuelta. En el grupo anterior se presentaban algunos análisis donde la influencia de los medios era puesta en duda. Aquí el interés está en establecer cuál es la relación y cómo funciona.

Es el caso de Lila Luchesi33, quien al cuestionar los efectos de los medios en la opinión pública, trata de comprender cuáles son las representaciones de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires en relación con la información que manejan del delito y la seguridad; así como cuál es la victimización real a la que pueden ser sometidos.En cierto sentido se acerca también a este tema, la investigación sobre la violencia en la prensa fronteriza, ya que, aunque sólo explora contenidos de la prensa escrita, se pregunta desde la teoría de los “efectos de cultivación”, si el ambiente de la frontera aporta elementos para explicar la conformación de opiniones y sentimientos de inseguridad particulares. O la ponencia de Maria Inés Loyola34, donde analiza la transposición de las metáforas de la vida cotidiana en la prensa para comprender el orden metafórico, relacionando el discurso periodístico con el sistema de creencias y el sentido común. El discurso de la seguridad cobra vigencia a partir de un acontecimiento social, el asesinato de Axel Blumberg, y paulatinamente el orden metafórico se va modificando e instalando nuevos principios organizadores de la realidad.

En conclusión, los estudios abordados reivindican el uso de los medios de comunicación en la investigación, entendidos como “ventanas del mundo, de la cultura y especialmente de los temas políticos y de ciudadanía”. Aunque no proponen cambios en la tradición investigativa, señalan la necesidad de plantear análisis que contemplen la cadena completa de los procesos de comunicación de los medios masivos: productores, productos, audiencias, e igualmente hacen dialogar diferentes tipos de análisis para abordar los contenidos, discursos, narraciones, titulares e imágenes de los medios de comunicación.
Presentan análisis de los dispositivos retóricos, de la imagen y de la semiótica narrativa para tipificar el discurso que surge en una coyuntura social específica o cómo se construye “al enemigo”. En el diálogo de diversos tipos de análisis, estudian, por ejemplo, la prensa escrita, junto con un estudio cualitativo de las audiencias, que responde a la teoría de la cultivación; el estudio de los contenidos de los medios, junto con un análisis del orden metafórico como principio cognitivo-ideológico; o, finalmente, análisis que hacen un reconocimiento de las trayectorias biográficas para señalar el impacto de una situación de interacción conflictiva, junto con un enfoque microetnográfico a través de observaciones participantes de corta duración.

La violencia en los medios

Saliéndonos de los estudios específicos latinoamericanos, tal como se expone en el documento Violencia y medios de comunicación35, los acercamientos al contenido de los medios buscan identificar, clasificar y computar los actos violentos generalmente mostrados en las pantallas de televisión, los antecedentes y consecuencias de los actos violentos, las características de los agresores y agredidos, el tono narrativo y la exhibición de violencia. Las conclusiones señalan las franjas, las cadenas y los géneros con mayor violencia en determinados períodos y, lo más importante, se evidencia que el modo de presentar la violencia en los medios genera la sensación de impunidad, de omnipresencia y de inevitabilidad.

En el tema de la violencia en los medios, se apuesta por una de estas tres hipótesis: los contenidos violentos tienen un papel catártico, producen un aumento de los comportamientos violentos o, con la sobrerrepresentación de la violencia, se refuerza el orden social. Sin embargo, parece haber consenso respecto a que la presentación de la violencia causa un efecto de desensibilización ante el sufrimiento de otros, genera una sensación de vivir en un mundo más peligroso y una tendencia mayor a legitimar la violencia36. De la misma manera que en la relación violencia-televisión, la pregunta qué hacen y qué logran los medios de comunicación en la generación de miedo, inseguridad e incertidumbre, se responde orientada hacia distintos ámbitos sociales: las representaciones sociales, las visibilidades de sujetos o agendas, las experiencias de subjetividad, las emociones colectivas, las percepciones que configuran un imaginario, las estructuras cognitivas, las atmósferas y contextos, los referentes de comprensión y explicación, los modelos de comportamiento, los debates sociales, los modos de vivir —como en la teoría del cultivo—37, etc. Es decir, no hay respuestas unívocas y tampoco apuntan a la misma esfera individual o social.

Algunas de las afirmaciones sobre los medios de comunicación, les asignan un papel social. Exploraré a continuación algunas de ellas. Decir que los medios construyen representaciones sociales implica entender el proceso de producción de los contenidos de los medios, cómo se retoman temas o hechos para plasmarlos en mensajes, es decir, cuál es la visibilidad de ciertos temas o sujetos sociales; se habla entonces de sobrerrepresentación y de subrepresentación. Luego, la representación, entendida como resultado de este proceso: imágenes, titulares, noticias, y cómo se vuelven series, se hacen narrativas y se convierten en espectáculos los hechos, para aproximarse a las connotaciones y estigmatizaciones. Finalmente, se habla de representaciones sociales, cuáles son los sistemas de valores, saberes, cosmovisiones e imaginarios de los ciudadanos, espectadores o consumidores.

De manera amplia, nombrar la realidad es darle forma, narrarla es darle sentido y, en consecuencia, dibujar un horizonte de realización. Así que en los análisis está el supuesto de que los contenidos de los medios representan el miedo, la inseguridad y la incertidumbre38, que les dan forma y producen efectos a largo plazo que determinan la vida cotidiana, los hábitos y los consumos sociales. Entonces, si los medios multiplican las experiencias asociadas con el miedo, terminan por integrarlas a la vida cotidiana, pues no sólo son difusores, también son amplificadores de los temas sociales y políticos, porque los sitúan y contextualizan, los explican y los juzgan; ofrecen un ámbito de reconocimiento o desaprobación de la existencia cotidiana a través de los dispositivos de ocio dirigido39.

En cambio, las representaciones sociales se nutren de la interacción y de los discursos (entre ellos los de los medios); están más relacionadas con el sentido común, que sirve como matriz de conocimiento para leer y actuar sobre la realidad. Y en este entramado de interacciones y relatos, los medios desempeñan un papel significativo en la amplificación del discurso del miedo y en las percepciones sociales del riesgo40, pero en el proceso hay tanto de negociación como de imposición. Por un lado, quien se cree con el derecho de difundir su propia concepción de mundo; por el otro, cómo las “guerrillas” del sentido toman la ocasión, se agrupan y desaparecen41.

En la misma dirección, los medios participan en la construcción de los sentidos sociales, puesto que producen y circulan signos y símbolos42 que luego en las audiencias cobran vida en el quehacer práctico como algo real y tangible. Sin embargo, la perspectiva de construcción de sentido plantea la permeabilidad o no de los sujetos ante ciertas cuestiones, aun cuando esto depende de las cosmovisiones y de los circuitos de relaciones que permitirían hablar de impactos diferenciales. Es lo que se expresa con el término esferas públicas o grupos de opinión, con formas distintas de manifestación pública y política.

Ahora bien, la percepción del riesgo está ligada a su prevención. La evaluación del entorno determina las secuencias de acción subsecuentes. Y los medios de comunicación difunden información de forma masiva, incluyendo unos temas y excluyendo otros; así como determinando qué es objeto de debate y qué no: cuáles son los temas importantes y cuáles no.

Esto nos lleva a hablar de los medios de comunicación como marcos de interpretación. Por su carácter masivo, facilitan la construcción de consensos sociales, legitiman ciertas explicaciones de los comportamientos y señalan cómo deben interpretarse los temas informativos a través de  un orden metafórico que genera la construcción de los campos semánticos para la interpretación43. En los efectos de cultivación se dice que los asiduos consumidores de medios tienden a percibir la realidad de forma consistente con las representaciones que ven en ellos.

Finalmente, una afirmación más radical: los medios desmaterializan y deslocalizan la experiencia social. Esto tiene que ver con la ruptura que mencionaba antes entre la realidad y su representación (que muchos autores han descrito) y con la negación de la reciprocidad entre emisor y receptor44. Los medios están desconectados, fuera del tiempo y del lugar, de ahí los múltiples adjetivos que los relacionan con la espectacularización, la estetización, la banalización y, sobre todo, con la pérdida de memoria a causa de construcción de un “presente autista”45.

Las cuatro perspectivas fluctúan entre sobrevalorar la capacidad de los medios para modificar conductas o considerarlos un factor más dentro de múltiples posibilidades de influencia en valores, actitudes y actuaciones. Lo cierto es que no hay respuestas unívocas a un mismo estímulo porque la experiencia personal, entre otros factores, desempeña un papel central.

Sería importante profundizar en cuál es realmente el papel de cada medio en la construcción de relatos y emotividades sociales. Como señala Verón,

El término “medio” señala, para mí, no solamente un dispositivo tecnológico particular (por ejemplo, la producción de imágenes y de sonidos en un soporte magnético), sino la conjunción de un soporte y de un sistema de prácticas de utilización (producción/reconocimiento)46.

Es decir, al hablar de medios de comunicación, es necesario comprender las múltiples variables que determinan su evolución y, por lo tanto, su papel en la construcción de discursos, opiniones, ideas e imaginarios. La relación entre soportes y prácticas no es la misma a lo largo de su historia, como tampoco lo es la relación que un medio establece con otros medios. La radio no es hoy lo que era antes de la aparición de la televisión, y esta última no es hoy lo que era antes de la aparición del video casero.

Para terminar, añadiré una reflexión que no es estática ni independiente. La televisión y la radio no cumplen el mismo papel social, no construyen relatos de la misma manera y no establecen relaciones con sus espectadores o receptores de igual forma. En el concierto de los múltiples medios de comunicación, ¿cuál es el papel de cada uno y como interactúan entre ellos? Preguntas como cuánto tarda un discurso innovador en permear y transformar el imaginario social y cuál es el lugar que las audiencias realmente les dan a la radio o a la televisión en la construcción de valores o en las formas de comportamiento. El conjunto de creencias, emociones y relatos tiene un funcionamiento orgánico, una retroalimentación permanente. Cómo se producen y cómo se afectan las diversas formas de interacción comunicativa y de interacción social. Cómo interactúan los géneros, modelos  narrativos y contenidos con el sistema social. En fin, cómo se articulan los productos comunicativos con la realidad social y con su narrativa. Tal como proponen Jarque y Navarro, los estudios del discurso deben articularse con el análisis de las interfases. Es decir, realmente indagar sobre los pivotes, los puentes, las transiciones y las traducciones de los medios y las audiencias.


* Este artículo surge como una reflexión a partir de los resultados de la investigación “Comprensiones de la comunicación en tiempos de incertidumbre” realizada en la Universidad Javeriana entre junio de 2006 y diciembre de 2007.

1 J. Baudrillard, “El espíritu del terrorismo”, Fractal N° 24, enero-marzo, año 6, volumen VII, 2002, pp. 53 y 54. Traducción del francés: María Virginia Jaua-Alemán. Disponible en línea: http://www.fractal.com.mx/F24baudrillard.html (consultado el 15-06-2006).

2 Ibídem, p. 55.

3 Como los trabajos de W. Reddy, quien busca los cambios históricos de las emociones en un vector de alteración exterior a las estructuras de discurso y de las prácticas normativas, que son los criterios que han monopolizado la atención etnográfica. Al respecto puede verse el artículo “Against Constructionism”, in Current Anthropology, Vol. 38, Number 3, Chicago,The University of Chicago Press, 1997, pp.283-308.

4 C. Lutz,y G.White, “The Anthropology of Emotions”, en Annual Review of Anthropology, Vol. 15/86, Palo Alto (California), 1986, p. 419.

5 L. Wittgenstein, Observaciones sobre la filosofía de la psicología, Vol. 1, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 1997, p. 458.

6 Lutz-White, “The Anthropology of Emotions”, ob. cit, p. 424.

7 R.P. Abelson, “Psychological Status of the Script Concept”, American Psychologist, 36, 1989, pp. 715-729.

8 E. Guinsberg, “Medios masivos y formación psicosocial”, en Tematice, Portail de la Recherche sur les TIC pour l’Education et la Formation, Primer coloquio franco/mexicano – México del 8 al 10 abril de 2002, disponible en línea: http://www.tematice.org/.

9 M. Martín Serrano, La producción social de la comunicación, Madrid, Alianza, 2004 (1994), 3ª edición.

10 M. Hopenhayn, “Cohesión social: una perspectiva en proceso de elaboración”, en Colección Documento de proyecto CEPAL – Naciones Unidas, 2007, pp 37-47. Disponible en línea: http://www.eclac.org/publicaciones/ xml/8/28198/CohesionSocial_ALC_Parte3.pdf. (consultado el 15-06-2006).

11 M. Douglas, Estilos de pensar: ensayos críticos sobre el buen gusto, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 42

12 Un antecedente importante de esta investigación es el trabajo de Jorge Iván Bonilla y Camilo Tamayo Gómez, “Violencia, medios y terrorismo en América Latina, 1998-2001”. Revisión general y análisis crítico, 2002. Este trabajo examinó el estado de la investigación sobre medios, violencia y terrorismo en América Latina, a partir de reportes parciales de investigación, informes terminados y ensayos teóricos sustentados en conocimiento empírico, extractados unos y otros de anales de congresos nacionales e internacionales, libros, capítulos de libro, revistas académicas y páginas electrónicas de centros de investigación y difusión de la comunicación.

13 Durante el proceso de investigación, los informes no estaban publicados, sin embargo, los resultados ya han sido publicados en el libro E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

14 Cabe resaltar el estudio promovido por el Centro de Competencia en Comunicación [C3] de la Fundación Friedrich Ebert sobre cómo la prensa escrita representa los temas de la seguridad ciudadana. Este estudio preliminar, analizó catorce periódicos de nueve países latinoamericanos y fue publicado en 2005: G. Rey, “El cuerpo del delito: representación y narrativas mediáticas de la (in)seguridad ciudadana”, disponible en línea: www.c3fes.net). Posteriormente el estudio se ha profundizado y ha sido publicado en Los relatos periodísticos del crimen: Cómo se cuenta el delito en la prensa escrita latinoamericana, Bogotá, Centro de Competencia para la Comunicación en A. L. Friedrich Evert, 2007.

15 G. Pedroza, “Violencia en la prensa escrita fronteriza: análisis de contenido de un diario de Matamoros”, en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

16 J. Fowks, “El recurso al miedo y a la incertidumbre en la escena política peruana, 1990-2006” en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

17 L. Luchesi, “Narraciones del delito: pánico y control social”, en Mieo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

18 J. M. Jarque, H. Navarro y C. Scolari, “¿Are you Ready?: discurso preventivo y guerra contra el terror de Estados Unidos en Ready.gov”,  en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

19 M. I. Loyola y M. J. Villa, “Los buenos van al cielo: el caso Blumberg (o el discurso de la seguridad) en el diario La Nación”, en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

20 G. L. Acosta, “El discurso de la participación ciudadana como estrategia política” en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

21 J. Jaramillo Marín, “Las marginalidades diferenciales en contextos urbanos: las tensiones sin resolver entre desplazados forzados y pobres históricos”, en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

22 L. Rebolledo, “Discursos del miedo e incertidumbres cotidianas”, en  Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.  

23 L. Tablante, “La política: dinámicas de poder y resistencia” en Mimeo reproducido en E. Gutiérrez y M. A. Ibarra (comp.), Ciudadanías de la incertidumbre: comunicación, poder y subjetividad, Bogotá/Barranquilla, Universidad Javeriana-Universidad del Norte, 2008.

24 Tablante, “La política: dinámicas de poder y resistencia”, ob. cit.

25 P. Virilio, Ciudad Pánico: el afuera comienza aquí, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2007, p. 40.

26 G. Calvo, El miedo es el mensaje. Riesgo, incertidumbre y medios de comunicación, Madrid, Alianza, 2003, p. 39.

27 Tablante, “La política: dinámicas de poder y resistencia”, ob. cit.

28 Pedroza, “Violencia en la prensa escrita fronteriza: análisis de contenido de un diario en Matamoros”, ob. cit.

29 Fowks, “El recurso al miedo y a la incertidumbre en la escena política peruana, 1999-2006”, ob. cit.

30 Rebolledo, “Discursos del miedo e incertidumbres cotidianas”, ob.cit.

31 Jaramillo, “Las marginalidades diferenciales en contextos urbanos…”, ob. cit.

32 Acosta, “El discurso de la participación ciudadana como estrategia política”, ob. cit.

33 Luchesi, “Narraciones del delito…”, ob. cit.

34 Loyola, “Las marginalidades diferenciales en contextos urbanos…”,ob. cit.

35 A. Perales Albert, “Violencia y medios de comunicación. De la retórica a los efectos”, Madrid, Asociación de Usuarios de la Comunicación, 2004, disponible en línea: http://www.auc.es/Documentos/Documentos%20AUC/Docum2004/docu27.pdf (consultado el 23 de marzo de 2007). (consultado el 15-06-2006)

36 B. García y A. Perales, “Jóvenes, violencia y televisión”, en Revista de estudios de Juventud, Nº 42, Madrid, 1998, pp. 17 y 18.

37 G. Gerbner, L. Gross Y N. Signorielli, “Living with Television. The Dynamics of Cultivation Process”, en J. Bryant y D. Zillman (eds.), Perspectives on Media Effects, Hillsdale, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, 1994.

38 Aunque como señala Germán Rey ha cambiado la relación entre la cosa y su representación y más que hechos hay interpretaciones. VV.AA. “Miradas oblicuas sobre el crimen”, en Los relatos periodísticos del crimen: cómo se cuenta el delito en la prensa escrita latinoamericana, Bogotá, Centro de Competencia para la Comunicación en A. L. Friedrich Evert, 2007, pp. 7-20.

39 No hay que descartar esta idea de la Escuela de Frankfurt.

40 J. Dominick, La dinámica de la comunicación masiva, México, McGraw- Hill, 2001.

41 N. Richard, “Los pliegues de lo local en el mapa de lo global: reticencia y resistencia”, en Signo y Pensamiento, Nº 49, segundo semestre, Universidad Javeriana, Bogotá, 2006, pp. 46-57.

42 K. Bruhn Jensen, La semiótica social de la comunicación de masas, Barcelona, Bosch, 1997.

43 Fowks, “El recurso al miedo y a la incertidumbre en la escena política peruana, 1990-2006”, ob. cit.

44 J. Baudrillard, Crítica de la economía política del signo, México, Siglo XXI, 1989.

45 J. Martín-Barbero, “Nuestra excéntrica y heterogénea modernidad”, en Estudios Políticos, Nº 25, 2004, pp. 115-134.

46 E. Verón, “Prensa escrita y teoría de los discursos sociales. Producción, recepción, regulación” 1998, p. 12, disponible en línea en: http://www.nodo50.org/dado/textosteoria/veron2.rtf (consultado el 15-06-2008).


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